«Hay otra canción» y los cantautores la entonaron en una noche inolvidable

Los cantautores Pablo Dacal, Alvy Singer, Pablo Grinjot, Tomi Lebrero, Alfonso Barbieri, Lucio Mantel y Nacho Rodríguez ofrecieron un homenaje a la canción desde diferentes estilos, sonoridades e instrumentaciones atípicas para la ortodoxia.

La presentación, que se convirtió en una fiesta, se realizó en el teatro Coliseo.

 

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Este grupo de trovadores surgidos lejos de las grandes discográficas, de los festivales rockeros de gaseosas y teléfonos celulares, hicieron de esas carencias una fortaleza para abrazar a la canción desde caminos diversos.

En forma autogestionada, a puro corazón y sudor, estos siete artistas fueron construyendo sus carreras con obras que abrevan en la balada, los ritmos caribeños, el tango, el folclore, el jazz, la música étnica europea y el cabaret alemán, para terminar confluyendo en la canción pop.

Luego de varios discos y proyectos conjuntos, Marcelo Crespo decidió proponerles «Hay otra canción», este evento de tocar juntos y ver transformadas sus canciones por el trabajo de la Orquesta Académica.

La formación musical está emparentada con los juglares ya que está formada por 60 músicos jóvenes provenientes del Colón y de diferentes cuerpos de la Ciudad de Buenos Aires, que fueron cesanteados en 2009 en el marco de un conflicto con la administración de Mauricio Macri.

Luego de meses de ensayo, los músicos celebraron en la noche del jueves su graduación en primera en una fiesta en la que participaron Fito Páez, Palo Pandolfo, Liliana Vitale, Sebastián Rubín, Marcelo y María Ezquiaga, Fer Isella, los Onda Vaga, Juanito el cantor, Seba Ibarra, Daniel Drexler y la visita a último momento del ilustre uruguayo Fernando Cabrera.

Con un Coliseo repleto, la Orquesta abrió la noche con una pieza compuesta por el pianista Nico Posse, quien fue el encargado de convertir cada uno de los temas de los “cancioneros” -como los definió Alvy Singer- en piezas sinfónicas.

Dirigidos por Posse y el maestro Carlos David Jaimes, la Orquesta sonó del modo en el que podrían hacerlo Ennio Morricone, Burt Bacharach y Bill Conti, asumiendo roles bien diferentes que fueron de lo sombrío a una rítmica caribeña.

El programa previó una canción de cada uno como presentación y el encargado de abrir fue Lebrero con “El cantor de los pueblos”, lo siguió Lucio Mantel con “Mi memoria”, Grinjot con la bonita “Barriga de luna”, Nacho Rodríguez con “Baila”, Singer con “La negación” y Barbieri con “Medianoche” y, para cerrar ese segmento, un toque rioplatense de la mano de Dacal y “El muelle de las brumas”.

La sonoridad de la velada sumó una cuerda de percusión en la que Andy Inchausti reunió algunos cuerpos de una batería, un bidón vacío y el tambor de un viejo lavarropas, hubo un set de cuerdas y otro de vientos.

Además, Fernando Mántaras se cargó el contrabajo, Lebrero fue al bandoneón, Barbieri al acordeón y Rodríguez tocó el cuatro venezolano que popularizó con su banda de espíritu fogonero Onda Vaga.

A lo largo de toda la noche, los egos no subieron al escenario ya que cada músico compartió estrofas de sus canciones con sus invitados y los coros se hicieron siempre a tres, cuatro, y hasta cinco voces.

Lebrero cantó “Noche en La Pampa” y sumó a Grinjot en el piano y Mantel en guitarra para “Gualeguay”, más tarde se unió a Pat Morita en la cursi “Enfermos de amor”, con la orquesta sonando como si estuviera al mando de Lalo Schiffrin.

Mantel recurrió a formas más pop acompañado por Marcelo Ezquiaga en teclados para “Refugio”, luego llamo a Juanito el cantor y a Seba Ibarra y cerró con “Solar».

Grinjot arrancó con “Otra vez”, siguió con uno de los momentos mágicos de la noche cuando para “Cifra” se sumó el trovador uruguayo Fernando Cabrera, saludado con una ovación y cerró con “Milonga del tren”.

Los cruces, los acompañamientos y los juegos permitieron encuentros diversos en un clima alegre, relajado e inspirador, siempre con la dúctil Orquesta como sostén, donde, por ejemplo , Singer se unió a Julieta Sabanes en “Empezando a terminar”.

Rodríguez se encargó de acercar aires caribeños cuando junto a sus compañeros de Onda Vaga entonó “Rendición” y alcanzó el cenit hacia el final con “Cantale”, uno de los hits de los “vagos”.

Barbieri, acompañado por María Ezquiaga y Jimena López Chaplin, hizo «Revolcado”, luego llegó “El pintor verdadero” y enseguida invitó “al tío de todos nosotros: Palo Pandolfo” para sumarlo a “Renacer”.

El cierre de los sets individuales quedó a cargo del rosarino Dacal quien se lució con “Ella ya está en la playa”, “El artista popular” y, junto a Fer Isella en piano y la voz de Liliana Vitale, ofreció la preciosa “Zamba del fin del mundo”.

Para los bises, Fito Páez se sentó al piano para compartir esa declaración de principios de Dacal que es “Lo que está sonando”, siguió con “Hay otra canción”, leit motiv de la juntada y canción que Fito y Luis Alberto Spinetta armaron para su disco “La La La” (1986).

“Parte del arte maravilloso que tiene Buenos Aires, parte de esa magia porteña, estuvo esta noche en el Coliseo con estos músicos, demos gracias a esta demostraciones de arte”, dijo Páez, resumiendo lo que muchos pensaban.

Ahora vendrá el tiempo de que “Hay otra canción”, con sus siete marineros y su Orquesta, recorran ciudades argentinas y graben un disco y un DVD en vivo, para dejar sentado que otra movida llegó a la superficie y pide espacio.

Agustina Cano (Tini Cano)
©2012  – Adrián Mouján